Día 1: La Carrera
El viaje comienza con ilusión y ganas de disfrutar del Mediterráneo. Al llegar el viernes por la tarde, los corredores exploran Formentera y recogen sus dorsales en el recinto ferial cerca del puerto de La Savina.
El sábado amanece con una calma especial. Aún de noche, los corredores se reúnen en los puntos de salida. El trayecto hacia el Faro de La Mola es silencioso, casi meditativo. La brisa del amanecer acaricia los rostros mientras el mar acompaña los últimos estiramientos.

Cuando el reloj marca las ocho en punto, suena el pistoletazo de salida. El grupo avanza como una marea humana en movimiento, envuelto en una mezcla de emoción y concentración absoluta. A lo largo del camino, algunos intercambian sonrisas, otros bajan la mirada y se enfocan en su respiración.
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Puntos Clave del Recorrido
Mirador de La Mola – A los 5km tienes primera parada mental y visual. Aquí, los corredores disfrutan de una vista panorámica de la isla, que los motiva a continuar con fuerza.
Playa de Migjorn – A los 10km la carrera atraviesa zonas de dunas y caminos costeros donde el público aplaude con entusiasmo. Es la zona más animada del trayecto.
Faro de Cap de Barbaria – El 17km conocido por su misticismo y tranquilidad, ofrece un momento de introspección antes del tramo final.
Meta en La Savina – ¡Se ha llegado a los 21km! Los últimos metros se viven con euforia entre gritos, aplausos y emociones contenidas.

Al llegar a meta, los corredores reciben su medalla y recuperan fuerzas. La ceremonia de premios es uno de los momentos más emotivos: los ganadores suben al podio y, como ya es tradición, levantan una botella de Cordón Negro para celebrar su logro.
Poco después de la entrega de premios, todos los participantes se reúnen en una barra chill-out junto al mar, ambientada por Freixenet. Allí se ofrece un brindis con Freixenet 0,0 – ideal para mantener el tono saludable del fin de semana sin renunciar al placer de una copa refrescante de cava.
El ambiente es relajado y alegre: corredores, familiares y amigos comparten risas, intercambian anécdotas y se toman fotos con el Mediterráneo como fondo. Es un momento para detener el tiempo y saborear el logro.

Deporte, méditerraneo y brindis con Freixenet
Día 2: Amigos, familia y mucho mar Mediterráneo
El domingo se vive sin reloj. La isla cambia de ritmo. Los participantes se dispersan entre calas de agua turquesa y caminatas tranquilas por senderos rodeados de naturaleza. La presión de la competición ha quedado atrás, y ahora el cuerpo y la mente se rinden al descanso.
Algunos corredores se reencuentran de forma espontánea en espacios abiertos. Allí se comparten alimentos frescos, frutas, algo de música suave y una copa que acompaña sin protagonismo, con burbujas suaves y un sabor refrescante.
Es un día para compartir historias, ver las fotos del día anterior, disfrutar de Cala Saona o Ses Illetas. De esta manera se logra cerrar el fin de semana con la certeza de haber vivido algo más que una simple carrera. Aquí no hay podios ni medallas, pero sí una sensación de haber formado parte de algo especial.

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